La Unión Europea ha dado un paso importante en su estrategia de rearmamento con la aprobación de un instrumento de 150.000 millones de euros en préstamos destinados a reforzar las capacidades militares de los Estados miembros. La medida, respaldada por los líderes europeos, busca garantizar la seguridad del bloque en la próxima década y responde a la creciente inestabilidad geopolítica, con el conflicto en Ucrania como principal catalizador de esta decisión.

El plan impulsado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pretende acelerar el gasto en defensa mediante un mecanismo de préstamos respaldados por el presupuesto comunitario. No obstante, la mayor parte del esfuerzo económico recaerá en los presupuestos nacionales de los Estados miembros. Para facilitar esta inversión, se ha previsto activar una cláusula de escape que permita excluir el gasto en defensa del cómputo del déficit de los países, además de flexibilizar el uso de los fondos de Cohesión para redirigir parte de estos recursos al ámbito militar. Asimismo, el Banco Europeo de Inversiones deberá adaptar sus reglas para facilitar la financiación de proyectos de defensa.

Dentro de esta estrategia, la UE ha establecido una serie de prioridades para reforzar sus capacidades militares. Se busca avanzar en la mejora de los sistemas de defensa antiaérea y artillería, incluyendo capacidades de ataque de precisión, así como en la adquisición de misiles y municiones. También se prioriza la inversión en drones y sistemas antidrones, además de incrementar la protección de infraestructuras críticas y reforzar la ciberseguridad. Otro punto clave es el desarrollo de la Inteligencia Artificial aplicada a la defensa y la modernización de las capacidades de guerra electrónica. Todo ello en estrecha coordinación con la OTAN y basado en las lecciones extraídas de la guerra en Ucrania.

Pedro Sánchez, de acuerdo con «aportar más»

Uno de los aspectos más relevantes de la estrategia es la necesidad de proteger las fronteras terrestres, marítimas y aéreas del bloque. Aunque el foco sigue estando en el flanco oriental, donde la amenaza rusa sigue siendo el principal desafío para la UE, España e Italia han conseguido que se preste mayor atención a los riesgos que provienen del sur.

La preocupación por la seguridad en la región mediterránea ha sido defendida por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien ha insistido en la necesidad de adoptar una visión de seguridad integral que no se limite a la frontera con Rusia. Según Sánchez, los desafíos del sur son igualmente relevantes para la estabilidad de Europa y deben ser considerados dentro de la estrategia común de seguridad y defensa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado este jueves que está dispuesto a hacer «un esfuerzo» para que el gasto en Defensa de España alcance el 2% del PIB antes del año 2029, fecha prevista en un principio. En la rueda de prensa posterior a la cumbre extraordinaria de líderes europeos que se ha celebrado en Bruselas, ha señalado que tienen que hacer «un esfuerzo anticipado» respecto a lo que se había marcado en un principio, que era 2029.

«Por tanto, la respuesta es sí», ha remarcado al ser interrogado sobre si aumentará la inversión para alcanzar antes ese nivel de gasto. Según ha indicado, trasladará esta posición al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, y al resto de grupos parlamentarios con los que se reunirá el próximo jueves –todos menos Vox–, de los que espera recibir una respuesta «positiva», aunque esta incluya «matices».

Sánchez está dispuesto a un esfuerzo para que España alcance destinar a Defensa el 2% del PIB antes de 2029

No obstante, ha evitado pronunciarse sobre la fecha en la que prevé materializar las inversiones en Defensa ni sobre las métricas que se utilizarán para contabilizar ese incremento, aunque sí ha defendido una «aproximación amplia» al concepto de seguridad porque no existe la misma amenaza en países como Polonia que en España.

Esta decisión marca un cambio significativo en la política de defensa de la UE, que hasta ahora había delegado gran parte de sus responsabilidades en la OTAN. La creación de este instrumento financiero y la definición de una hoja de ruta clara refuerzan el compromiso de los Estados miembros con una mayor autonomía estratégica en materia militar. El aumento de la inversión en defensa, unido a una mejor coordinación entre los países, busca garantizar la seguridad del continente en un contexto de incertidumbre global creciente.

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