Se acerca el día de los difuntos y es todo un clásico que las compañías de teatro desempolven las representaciones de la obra de José Zorrilla (Valladolid, 21 de febrero de 1817-Madrid, 23 de enero de 1893) Don Juan Tenorio (1844). Aquella apuesta de los dos hidalgos que se llevó por delante algunas vidas y más de muchos amores.

La compañía de teatro ‘Eventos con Historia’, con el gestor cultural Eduardo Nieto al frente, ha dado vida al escrito que sirvió de inspiración a aquella obra de Zorrilla. Se trata ‘El convidado de piedra’ o convite al difunto, original de León de Barcones (1835); una leyenda folclórica europea, especialmente difundida en Castilla, formulada en cuentos tradicionales, romances y piezas teatrales. Su fin moral sería ejemplificar el castigo de la impiedad o falta de respeto a los muertos.

Eduardo Nieto cuenta que fue durante el primer confinamiento provocado por la Covid-19 cuando, buscando nuevos autos sacramentales que poder adapta, cayó en sus manos este texto, escrito a plumilla y que él mismo adaptó para ser representado como obra de teatro al aire libre. Más de 20 actores representan el próximo 2 de noviembre en el cementerio histórico de San Miguel esta obra de teatro en dos pases: 19 horas y 20,30 horas.

Con una expectación por la misma que, para sorpresa de nadie, ha colgado el ‘no hay billetes’, ya que esta compañía ha venido representando las ‘Estampas del Tenorio’ (adaptación del clásico de la literatura de José Zorrilla) durante los últimos 10 años, incluida una adaptación en tiempos de pandemia, y con un éxito sobresaliente.

El propio Nieto reconoce que este texto le ha supuesto un reto mayúsculo, ya que ha tenido una dificultad extra en cuanto a transcripción de la obra, adaptación a los espacios escénicos y un complejo calendario de ensayos para garantizar el éxito de la representación.
Una obra que se resume en un pareado que reza; “No hay deuda que no se pague ni plazo que no se cumpla”.

Argumento

Don Gonzalo de Ulloa, comendador de la Orden de Calatrava, tenía una hija monja en Sevilla, doña Inés de Ulloa, pretendida por el galán don Juan Tenorio, con fama de libertino. Ante el asedio sufrido por su hija, don Gonzalo retó a duelo a don Juan y falleció a manos de este. Años después, don Juan lee una lápida en el cementerio que dice: «Aquí aguarda del Señor, / el más leal caballero, / la venganza de un traidor» y sacrílegamente invita a cenar esa noche a la estatua que preside la sepultura… Y la estatua se presenta; no toma nada, y antes de irse le convida a cenar en el Infierno, a lo que el temerario caballero accede. Finalmente, es condenado o se salva, según la versión de la historia.