Alhaurín de la Torre ha vivido un año más una multitudinaria celebración en honor a la Virgen de la Candelaria, una festividad que se ha consolidado como una de las más arraigadas en el municipio. La jornada del 2 de febrero estuvo marcada por la participación de cientos de fieles en los actos litúrgicos y la tradicional procesión, donde la devoción y la tradición se entrelazaron en un ambiente de gran emoción.

El templo parroquial de San Sebastián y la Inmaculada Concepción fue el punto de encuentro para la solemne ceremonia religiosa de presentación de los niños nacidos en el último año, que tuvo lugar a las cinco de la tarde. En torno a medio centenar de bebés fueron presentados ante la Virgen y recibieron la bendición del sacerdote auxiliar Pepe Planas y del diácono José Antonio Aguillar.

Junto a esta tradición, también se celebró la bendición de las roscas de pan, un rito muy especial para los asistentes. El sacerdote roció con agua bendita las piezas de pan que los fieles llevaban consigo, así como aquellas que el día anterior habían sido ofrecidas a la Virgen y adornaban su trono procesional. En reconocimiento a su labor, el Grupo Parroquial de la Candelaria hizo entrega de la medalla corporativa a Pepe Planas y, además, concedió la medalla y un cuadro con la imagen de la Virgen al alcalde Joaquín Villanova, en agradecimiento por su apoyo a la festividad.

La Virgen de la Candelaria recorrió las calles del municipio sobre su trono procesional, llevado por un grupo de mujeres dirigidas por Virginia Vela

Tras la misa, la Virgen de la Candelaria recorrió las calles del municipio sobre su trono procesional, llevado por un grupo de mujeres dirigidas por Virginia Vela. El primer toque de campana lo realizó Manuela Fernández, y la imagen lució para la ocasión una saya roja y un rostrillo donado en 2015, el cual conmemora el décimo aniversario del equipo encargado de su vestimenta.

El exorno floral del trono estuvo compuesto por longiflorum, delfinium, rosas, rosas ramificadas, phanelopsis, lisianthus, astilbe y limonium, creando un elegante marco para la imagen mariana. En la procesión, la Virgen estuvo acompañada por su Bendito Hijo, que fue portado en brazos por cuatro niñas alhaurinas que ya han recibido su Primera Comunión y tuvieron el honor de ejercer como madrinas. Además, otros niños y niñas participaron portando grandes cestas llenas de roscas de pan.

El cortejo contó con la presencia del alcalde Joaquín Villanova, el concejal de Fiestas y Turismo Andrés García, miembros de la Corporación Municipal, representantes de asociaciones y grupos parroquiales, así como monaguillos y autoridades eclesiásticas. La parte musical corrió a cargo de la Agrupación Musical “Nuestro Padre Jesús”, que interpretó marchas procesionales a lo largo del recorrido.

La tradicional hoguera

Uno de los momentos más esperados de la jornada fue la encendida de la hoguera, que al igual que en años anteriores tuvo lugar en la Plaza del concejal José Velasco, junto a la Avenida del Barrio Viejo. Decenas de personas se congregaron en torno al fuego para cantar y bailar, mientras se repartían las roscas de pan bendecidas. Además, los asistentes pudieron degustar masa frita y chocolate caliente, elaborados por el Blasón del Biberón, una combinación perfecta para combatir la frescura de la tarde.

La procesión regresó al templo por la calle Cantarranas, finalizando con el encierro de la imagen en torno a las nueve de la noche. Así concluyeron dos días de intensas celebraciones en honor a la Virgen de la Candelaria, enmarcadas dentro de la conmemoración litúrgica de la presentación del Niño en el Templo y la purificación de la Virgen tras el parto. El alcalde Joaquín Villanova mostró su satisfacción por el éxito de los actos y la gran afluencia de público, destacando que esta fiesta “forma parte de nuestras raíces y tiene mucho futuro”.

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