Cada verano, con la creciente presencia de embarcaciones recreativas en las playas, aumenta el peligro para los pescadores submarinos que practican este deporte en la Costa del Sol. Nada de tiburones, ni arrecifes marinos, ni ninguna especie, sino el propio ser humano. Las embarcaciones y las motos de agua, en ocasiones conducidas sin la precaución necesaria, se convierten en una amenaza para quienes bucean con un arpón o realizan apnea. Sin poder evitarlo, puede ocurrir una tragedia irreversible.
A simple vista, la pesca submarina parece una actividad más. Los pescadores se sumergen con arpón y aletas, acompañados siempre de una boya que flota en la superficie para señalizar su ubicación. Pero en la práctica, esta pequeña boya es insuficiente para alertar a los navegantes que, en muchas ocasiones, circulan a gran velocidad sin respetar las zonas de buceo. «El problema es que las motos de agua o embarcaciones recreativas se alquilan sin conocimiento de la normativa, ni concienciación sobre la señalización marítima», cuenta Eduardo Ortuño, pescador submarino con más de 10 años de experiencia y dueño de la empresa malagueña Depescar.top.
Aunque la normativa marítima obliga a respetar una distancia mínima de seguridad con las boyas que marcan a un buceador, la realidad difiere de lo que marca la normativa actual. «Nos pilla en el agua, salimos con el tiempo justo y, si te llevas un susto, puede ser un momento de mucho agobio», expresa. Añade que intenta formar a los alumnos para que puedan reaccionar ante peligros de cualquier tipo, pero, como en la vida misma, «la casualidad es inevitable».
El problema no es sólo la imprudencia, sino que existe un desconocimiento o ignoran la señalización de los pescadores submarinos. Es algo que ocurre en toda la Costa del Sol, pero, de manera recurrente, en Marbella, Fuengirola o Estepona. «Fui la semana pasada con un compañero. Una embarcación que volvía a puerto le pasó por encima y es que no puedo esquivarlo. No era ni a la hora punta, que suele ser al mediodía, sino al final de la tarde», explica.
Campaña de concienciación
Desde las asociaciones de pescadores submarinos, han difundido el #StopAtropellos para reclamar una mayor concienciación y controles más estrictos de las autoridades marítimas. «Esto llegará hasta que muera alguien. Hay compañeros míos que han decidido no pescar en verano por este motivo. No hacemos nada malo más allá que pescar unos peces para alguna barbacoa con amigos y familia. Solo pedimos que nos respeten», aclara Ortuño.
Además, pide que se delimiten mejor las áreas de pesca y buceo para que no coincidan con las rutas de embarcaciones turísticas. Desde Depescar.top, aconsejan a los submarinistas extremar las precauciones: usar boyas de gran visibilidad o evitar las horas de mayor tráfico marítimo.
Por otra parte, señala la falta de información como parte del problema. «Cuando alquilas una moto de agua nadie te explica que esa boya significa que hay una persona debajo. Hay un vacío en la formación náutica que debería solucionarse lo antes posible», admite Ortuño, que suele bucear cada verano en la costa mediterránea.
La convivencia entre pescadores submarinos y embarcaciones recreativas es posible, pero requiere responsabilidad y respeto mutuo. De no tomarse medidas, los accidentes seguirán aumentando a medida que el turismo náutico crece sin control. Bajo el mar, un pescador submarino está en silencio, concentrado, ajeno a lo que ocurre en la superficie. Pero basta con un segundo de descuido para ara que ese silencio se convierta en un trágico desenlace.
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