Probablemente, los próximos meses dirán si es el mejor entrenador en la historia del Real Betis Balompié, pero hay una cosa clara: No se cansa, y parece que le queda cuerda para rato. Tiene casi 72 años, pero no solo sigue con hambre de ganar y aspirar a altos logros, sino que continúa con fuerzas para reciclarse, remangarse y enderezar el rumbo del equipo en su punto más bajo para cumplir su máxima: competir y no caerse. El ciclo de Manuel Pellegrini se cerrará cuando él quiera.

Los expertos dicen que en un mundo tan exigente y volátil como el de fútbol, más si cabe hoy en día con la vertiginosidad y las prisas por todo, es mucho más difícil mantenerse que llegar. Pellegrini ya llegó con el  Real Betis, le llevó a tocar plata después de muchos años, y se mantuvo, pues le clasificó por primera vez en su historia cuatro veces consecutivas para competición europea, pero quiere más. Una ambición que sorprende de un tipo que lo ha ganado prácticamente todo en el balompié, que podría estar ya pensando en la jubilación, o en un retiro dorado, pero no.

Ese hambre voraz por competir, por crecer, y esa creencia en sí mismo y en el proyecto es lo que devolvió la gloria a Heliópolis, y es lo que volvió a colocar al club en una posición privilegiada en España. Pellegrini instaló un gen ganador y un cartel de equipo competitivo al que muchos de sus antecesores, desde Serra Ferrer, no pudieron ni acercarse.

Llegó, se mantuvo, y tiene hambre de más

Muchos veían un ciclo acabado de El Ingeniero en el Benito Villamarín cuando el equipo parecía desviarse de su rumbo esta temporada, cuando los problemas brotaban y las sensaciones eran más que negativas en lo deportivo, acrecentadas por las lesiones. Pues ahí, en el momento más bajo y cuando pocos lo veían posible, incluso los que más valoraban su trabajo, el chileno creyó en que podía levantar la situación. Y aquí estamos, con el combinado bético ganando cuatro partidos consecutivos en Liga, alcanzando de lleno la pelea por la quinta plaza que puede dar acceso a disputar la Champions League el próximo curso, y con la posibilidad de llegar lejos en la Conference League.

Y sí, caer en la en los octavos de la Conference League ante el Vitoria de Guimaraes, teniendo en cuenta el gran momento del equipo y el cuadro que tiene por delante en la competición, puede catalogarse de fracaso deportivo, pero es que el crédito de Pellegrini está muy por encima de eso. Porque ya no es llegar, ni siquiera mantenerse, es tener las ganas y el compromiso con el club, y su afición, de meterse en el fango para reflotar el barco cuando se cae, de estar dispuesto a esforzarse para volver a reinventarse una y otra vez en una situación económica casi siempre complicada. De que se vayan unos y vengan otros, de convencer a grandes jugadores para que vean en el Real Betis un sitio inmejorable donde relanzar sus carreras y convertirse en líderes que sean el santo y seña del club, como Isco Alarcón.

Ese es el valor que aporta y ha aportado Manuel Pellegrini al Real Betis Balompié, y si a esto le unimos números como que está a solo cuatro victorias de convertirse en el entrenador con más partidos ganados en toda la historia de la entidad, lleva a una pregunta y una conclusión clara. La cuestión, ¿Qué vendrá después de la etapa de Manuel Pellegrini en el Real Betis? La certeza, su ciclo como verdiblanco terminará cuando él quiera. Lo merece.

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